martes, 17 de julio de 2012

El sueño del samurai



- ¿Estás segura de lo que estás haciendo?
El sol poco a poco se iba asomando, y lo único que podía observar con claridad era su rostro decidido. Sabía que no había escapatoria. La mañana era helada, pero no quería que el futuro fuera así de helado. Simplemente no lo podía soportar... no otra vez. (Primero me mato con jato antes de seguir con esto.)
- Mucha veces soñé con esto, no quería que llegara el día en que tuviera que hacerlo.- Se acercó lentamente a mí, a tal punto que podía notar como su respiración se calmaba. Tomó mi cara entre sus manos, y sonrió. - Sé que es... raro, pero debo hacerlo.

Lentamente se apartó de mí y se terminaba de vestir. Sus yelmos eran de color negro y rojo, y con dorado se podía divisar claramente el blasón en forma de garza. No sabía como actuar, no sabía como reaccionar. Podía simplemente quitarle la vida ahora mismo, entregar las tierras a Araii y la guerra habría terminado. O podía unirme a ella, luchar a su lado aunque supiera que iba inevitablemente a una matanza de mi pueblo y una guerra civil que se extendería por años. La solución era clara. Solo fui capaz de percatarme como el sol entraba con más intensidad por la ventana, mientras buscaba a Jato debajo de la cama. Sin darme cuenta, se hincó a mi lado para buscar el sable mientras tarareaba tranquilamente. 
- Aquí está - Extendió el brazo hasta mi sable y me lo pasó en un movimiento sutil y delicado. Nadie creería que es conocida como "La Señora de la Guerra". - Aún considero esencial tu ayuda, pero no te forzaré a tomar una decisión.

Sabía a lo que se refería. "O muerto con ella, o muero en deshonra". ¿Era justamente eso lo que me preocupaba? Solo pude sonreír. Me levanté poco a poco, en un intento inútil de disfrutar aquel momento. Me enfundé a jato a la cintura y lentamente me ponía el traje de guerra: negro con dorado, y el blasón del Fénix en rojo. Cuando terminé, la miré.

Se acercó a mí. Sentí su corazón latir más rápido que nunca. La hora había llegado.
- ¿Ya decidiste qué hacer?
- Si muero, no dejes que se lleven mi cuerpo. No mueras hoy, no quiero morir de pena.

Y sin pensarlo, yo estaba llorando. Pero a la vez estaba feliz. Y solo fui capaz de abrazarla... como una despedida. De algo estaba seguro esa mañana: No dejaría que mi pueblo sufriera y protegería con mi vida a Shigeko. Y solo fui capaz de abrazarla aún más fuerte, reprimiendo las palabras que antaño me hubiera gustado gritar. 

viernes, 8 de junio de 2012

qeñfugsuildfblkds

No, no weón, no te culpo a ti de lo que pasó. Pero estoy seguro que se hubiera evitado... o me hubieras ayudado en algo.

¿Feliz día papá?
A la cresta. No lo siento

jueves, 7 de junio de 2012

En el pleno éxtasis de mi vida, donde volar ya es algo del pasado -por culpa de los malditos recursos de apelación y las características de las sentencias que forman cosa juzgada- siento que debo sentir algo que hace mucho tiempo sentí pero que olvidé -o ya no puedo- sentir y que siento que el sentirlo me haría sentir cosas nuevamente nostalgias pasadas y re re re re re vividas de un color tan asquerosamente amarillo que haría vomitar hasta el mismo Pinochet.

Pero, cuando me miro al espejo y de pasada veo la bolita de no ternura en que me he convertido, puedo ver a un tipo nuevo, no asquerosamente amarillo pero si asquerosamente azul, cosa que es, entre nosotros, más pasable que lo otro. Lo único que sé es que la sombra se mantiene constante en nuestra vida, pese a todo lo que pueda suceder o por donde podamos posarla, pero que aquellos seres shuper amigables, en realidad no eran tan amigables, y te escondieron y hablaaaaaaaaaaaaaaaaaron de ti por su condena-cahuines hasta que se cansaron.

Sigo frente al espejo con una sola convicción:

Quiero volar. Ahora
A la chucha derecho procesal.


(Y de pesada tengo frío, ven a mi lado D: )

martes, 29 de mayo de 2012

¿Lo compras?


Recibo de compraventa
Señorita                 : Tú
Fecha                    : 29 de Mayo de 2012
N° de transacción    : 76782472346

Con fecha 26 de mayo de 2012 se ha procedido a una transacción exitosa para el siguiente producto:
  1.   Un corazón (código 1781244498)                          

Con respecto al señalado producto, existen ciertas condiciones de retiro, uso y mantención. Al respecto, señalamos:
a.  El retiro del producto se debe hacer en el domicilio del comprador, es decir, la ciudad de Santiago. En caso de no poder retirar lo antes posible, igualmente se reservará el producto a usted, y solo a usted.
b.  Podrá hacer uso del producto antes del pago completo del valor, pero se tiene que realizar aunque sea el primer pago.
c. Este producto viene con las energías y ganas de querer mandar todo a la cresta, exceptuando al comprador. Igualmente este producto viene con todas las intenciones de querer hacer de esto algo especial, algo único, algo del cual se puedan vivir aquellos momentos que muchas veces se imaginaron pero que nunca se han llegado a concretizar. Solo depende de la voluntad del comprador.
d.  En caso de que el producto no se encuentre cerca de usted, no se preocupe, siempre podrá contar con los efectos de él. Solo cierra los ojos y siéntelo a tu lado (porque desde este momento, siempre se estará a tu lado aunque no sea de forma física).
e.  Este producto NO incluye: celos, peleas por cosas imbéciles y llantos. Esto se debe comprar por separado (pero recomendamos no hacerlo, ya que son incompatibles con el producto; siempre vea compatibilidad).
f.  Cuando te decidas a volar, el producto estará junto a ti. Si decides caer, caerá contigo. Si decides irte muy muy muy muy lejos, el producto irá muy muy muy muy lejos a buscarte.
g.  Las posibles peleas pequeñas (o pequeños ataques de maña) no dejarán sin efecto la protección, el cariño y el deseo que surgen.
h.  Por cada sonrisa suya, se le dará un día completo de felicidad. (No pierde nada con intentar esto).
i.  NO debe dañar el producto bajo ninguna circunstancia que pueda provocar que se rompa el producto.
j.  Una vez comprado el producto, podrá hacer valer siempre su derecho de rembolso, asumiendo las consecuencias que este acto trae consigo.

*Boleta emitida y autorizada por el SII. Cualquier consulta, sugerencia y/o reclamo, contactarse a nuestro centro de operaciones.


jueves, 26 de abril de 2012

Derecho a Pataleo (Se acaba en 3... 2... 1...)

Es todo. Es el  fin del camino.  

Ya no hay retorno hacia un estado anterior, y sabes que fue decisión de ambos. No busco culpables, sería tonto buscarlos a estas alturas de la vida (y especialmente de la no-relación).

Te llevas tus cosas, pero no te llevas los lindos momentos y todo el amor que sentí (¿O siento?) por ti.

No me queda otra cosa que rescatar lo mejor de ti, entender y crecer por medio de los errores cometidos, y seguir luchando por los sueños que aún permanecen de pie


Cuídate. Fue un gusto ser un pasajero más allá entre tus sueños.

Hasta siempre,
Guerrero de La Luz.

P.D: Y no, no es que quiera volver contigo, sino que solo quiero ejercer mi derecho a pataleo por unos momentos. No hay que confundir las cosas ya que él que confunde no entiende, y el que no entiende, NO APRENDE.

lunes, 23 de abril de 2012

Viaje

"Que buen check-in! Con esto, has sumado 9 puntos".
Mi teléfono no paraba de sonar, y mis manos no paraban de tiritar. No sabía que podría haber llegado tan lejos sin ayuda. El lugar es como siempre me lo imaginé: mucho verde, con un aire limpio (muy envidiable) y con pocas almas caminando y nulas BB al rededor.

Frente a mí, está mi destino. Sé que es ese mi destino aunque nunca lo haya visto. Sé que ese almacén es el destino, porque me lo comentaste en algunas ocasiones. Sabía que con entrar a la tienda, y preguntar por ti, podría saber a qué hora podría verte y, quizás hablarte. Me puse a mover lo que conozco como piernas en dirección a ese adorable y rural lugar... y las imágenes pasaban fugazmente por la cabeza. Mientras caminaba me acordé de aquella noche en la que te sentías mal y me quedé contigo para ver si te sentías mejor (y tembló!); de aquellas conversaciones tan largas que teníamos por Skype, esas que muchas veces no terminaban sino hasta que una de las baterías se agotaba mientras escuchábamos la respiración del otro; de aquel viaje en el metro, con tu cara de mañosa y mi boca acercándose lentamente a tus labios, mientras tus ojos de apoco se cerraban.

Con aquellos destellos azules en mi cabeza, era imposible ponerme nervioso. Sabía de memoria lo que tenía que decir y ya había estudiando perfectamente los pasos que debía seguir (mientras viajas en tres y después en micro tienes mucho tiempo libre). No quería pedirte perdón, no me perdonaría llegar y solo pedirte perdón. No, no quería eso, y es algo que tenía más que claro. Lo que quería es poder verte una vez más, y demostrarte aquello, no decírtelo. La cagué, lo sé...

Y llegué a la puerta del destino. ¿Y si no quisieras verme? ¿Y si no estabas listas? Sonó el reloj, me voy a levantar. Levantarse para qué? para volar? No estás. Haré un café que me despierte más. ¿Quieres un poco? El día está helado como ayer. Y como ayer, y ante ayer y los días anteriores. Parece que no para de llover. Pero que lindo se ve todo mientras llueve! Los colores todo-tierra vuelven todo a un ritmo musical apenas identificable...

No pasaron 5 minutos y ya estaba en el bus que me devolvía al centro cívico más cercano (creo que le llaman la cuna histórica). No podía apresurar las cosas. Los morados no cambian a azules si no pasan por verde. No quería apresurarte.

"Ok. Ya te tenemos en @Estación Ferrocaril Rancagua por segunda vez en el día. Has sumado 1 punto por este chech-in"

Y pun pun pun, Santiago se acercaba como la enfermedad que no se puede resistir.


El misterio :O

sábado, 31 de marzo de 2012

Querido Manuel: renací. Gracias.









¿Alguien vio pasar un cangrejo azul? Muchos dicen que lo mismo daría  que pasara un cangrejo de ese color por nuestras narices. Mucho tiempo yo también creí eso, yo también pensé que era lo mejor “para todos”.  Pero con el tiempo, y con el corazón algo (puta que soy cobarde) lesionado, me fui dando cuenta de la intensidad de las bellas mentiras. Dentro de los peces, no están los cangrejos azules, mi querido Manuel, sino que están dentro de cada uno de nosotros. La gracia consiste, entonces, en romper con la idea de que él pez es quien encierra el cangrejo ¿Te imaginas si aquel Hidalgo de  algún lugar de La Mancha (cuyo nombre no me quiero acordar, porque tampoco su Dios se acordó de aquel pedazo de tierra) te diría en esta oportunidad? Creo firmemente que serían un par de chuchadas, pero de las buenas.
Mi querido Manuelín, debo aclararte algunas cosas. Cuando me vi con mi botellita de Felix Felicis, y me enamoré, siempre comprendí que el corazón era rojo por siempre. ¡Siempre! No lo guardé, lo entregue al sol para que me diera otro’ colore’, me la jugué. Pero me despertó la ausencia de todo movimiento, de todo sonido de tambor. Los colores no son amore’, pero si dolores de aquellos: y bien bien bien bien bien bien negro son. Pero la pasión, oh querido cómplice, es roja.

Y en aquella noche, me di cuenta que lo’ colore’ no son para todos.
Pero renací.
Pero sigo vivo.
Pero quiero-seguir-luchando.
Y sigo dispuesto a entregar lo colore que poseo. Porque sigo creyendo en el sol, pero no en aquella muza.

“Lo único que sé hacer bien, es perderme. Y lo único que debo hacer, es quererte”. Y puff! Me encendí, queriendo ser un Alsino con un final feliz.